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(Nota: Los cursos, talleres y otros servicios son meramente enunciativos puesto que es política institucional que los contenidos sean diseñados a la medida de las necesidades de los demandantes)
Co-construcción de Políticas Públicas de Fomento Cooperativo en el Ciudad de México: 2000-2015
RESUMEN
El diseño y puesta en marcha de políticas públicas de fomento cooperativo es una práctica poco común en México. Un rápido recuento histórico permite observar que son contados los gobiernos, de cualquiera de los tres niveles, que han implementado este tipo de políticas públicas en alguna época. Sin embargo, contrario a esta tendencia dominante, el Gobierno del Distrito Federal se ha empeñado en apoyar a las cooperativas desde el año 2000.
Este fenómeno podría explicarse no sólo por el interés y disposición de la autoridad gubernamental sino, sobre todo, por el protagonismo y activismo del movimiento cooperativo local, razón por la cual esta experiencia puede inscribirse como parte de los procesos de co-construcción de políticas públicas entre Estado y sociedad civil organizada. El presente artículo describe y analiza el complejo proceso de interlocución establecido, así como los componentes y resultados más visibles de dicha política en los últimos quince años.
Palabras clave: política pública, estado, cooperativas, legislación.
Ponencia presentada por Armando Mauricio Palacios Lárraga, Presidente del Consejo de Administración del Instituto de Investigación, Innovación y Desarrollo Cooperativo, SC de RL de CV.
Sean estas primeras palabras para reiterar las expresiones de nuestra gratitud a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México por recibirnos en sus instalaciones, en particular a la Coordinadora del Plantel del Valle, la maestra Tania Vanessa Carbajal Carmona; así como a la Coordinación del Programa de Autogestión Cooperativa, encabezado por el profesor Ignacio López Carvajal, en esta ocasión, para analizar dos temas fundamentales para el cooperativismo: el de la identidad y el de la asistencia técnica cooperativas.
Por designación del grupo de trabajo, que hemos formado entre profesores del Programa de Autogestión Cooperativa, y asociados del Instituto, a los que tengo el honor de representar, me corresponde referirme al segundo tema, el de la Asistencia Técnica Cooperativa.
Para ello, dividiré esta charla en varias partes: una primera en la que citaré lo concerniente a la asistencia técnica en la Ley General de Sociedades Cooperativas y que servirá de base para el desarrollo de esta ponencia; una segunda, en la que hablaré sobre el concepto y los orígenes del término asistencia técnica y cómo el mismo se entiende en distintos ámbitos; y una tercera en que reflexionaré con ustedes sobre las posibilidades de esta herramienta para la constante mejoría y superación del cooperativismo.
El Instituto que represento es un organismo de asistencia técnica. El artículo 4 de la Ley General de Sociedades Cooperativas determina que, al igual que todas las organizaciones del Movimiento Cooperativo Nacional, las organizaciones e instituciones de asistencia técnica del cooperativismo formamos parte de tal movimiento y que nuestro “máximo representante” es el Consejo Superior del Cooperativismo; órgano éste “integrador del Movimiento Cooperativo Nacional (artículo 76), que se constituirá con las confederaciones nacionales y con los organismos de asistencia técnica al cooperativismo”.
Y… ¿cuáles son esos organismos de asistencia técnica al Movimiento Cooperativo Nacional?
Sigo con la Ley. El artículo 79 estipula que (cito textual): “Se consideran organismos o instituciones de asistencia técnica al Movimiento Cooperativo Nacional, todos aquéllos cuya estructura jurídica no tenga un fin de especulación, político o religioso y en cuyo objeto social o actividades, figuren programas, planes o acciones de asistencia técnica a los organismos cooperativos que esta Ley establece.”
El artículo siguiente, el 80, es más claro en su contenido. Señala que corresponderá a los organismos e instituciones de asistencia técnica al Movimiento Cooperativo Nacional, impulsar y asesorar al propio movimiento cooperativo; y que las “sociedades cooperativas podrán contratar los servicios de estos organismos”… en materia de: “I.- Asistencia técnica y asesoría económica, financiera, contable, fiscal, organizacional, administrativa, jurídica, tecnológica y en materia de comercialización; II.- [En] Capacitación y adiestramiento al personal directivo, administrativo y técnico de dichas sociedades; y III.- [La] Formulación y evaluación de proyectos de inversión para la constitución o ampliación de las actividades productivas, y IV.- [La] Elaboración de estudios e investigaciones sobre las materias que incidan en el desarrollo de los organismos cooperativos.
En el artículo 81, la ley citada habla de la afiliación voluntaria de los organismos de asistencia técnica al Consejo Superior del Cooperativismo y que este Consejo Superior organizará (artículo 82) el “levantamiento y actualización de un padrón de tales organismos”.
Aquí terminan los cuatro artículos referidos a la asistencia técnica en la Ley.
Ahora, hablemos sobre los orígenes del término asistencia técnica.
Empecemos por don Florencio Eguía Villaseñor, autor de múltiples obras y reconocido ideólogo del cooperativismo mexicano. En su Diccionario Enciclopédico del Cooperativismo (Caja Popular Mexicana, 2005), el profesor Eguía dice que la Asistencia Técnica es un “vocablo usado por la Organización de las Naciones Unidas y sus organismos especializados desde que comenzaron sus programas de ayuda a países en desarrollo mediante el envío de personal e instrumental técnico”.
Otros ilustres especialistas afirman que, además de los organismos internacionales, el término ‘asistencia técnica’ es muy utilizado por los gobiernos de países desarrollados cuando facilitan algún servicio para ayudar o auxiliar a resolver problemas a uno menos desarrollado.
Pero, la asistencia técnica también es proporcionada por países no del todo desarrollados. Por ejemplo, es de sobra conocido que Cuba --país calificado eufemísticamente como “en vías de desarrollo”-- brinda servicios que se denominarían de “asistencia técnica en algunas ramas de la medicina”.
Bueno pues, a pesar de sus limitaciones, este país ofrece, entre otros, servicios de tratamiento oftalmológico-quirúrgico gratuito a ciudadanos pobres de América Latina y el Caribe. Su sistema de salud óptica ha servido incluso en México en entidades como Chiapas y Oaxaca operando cataratas y otras enfermedades y recuperando la vista, y la luz de la vida, a infinidad de gente pobre.
Por su parte, organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento incluyen servicios de asistencia técnica y capacitación a los países miembros para ayudarlos a diseñar políticas económicas y gestionar “con más eficacia” sus asuntos financieros. En ese cometido, les “fortalecen su capacidad humana e institucional mediante la asistencia técnica y la capacitación”.
Pero, ¿qué se entiende por asistencia técnica?
Ante las indefiniciones conceptuales y a fin de encontrar claridad en el tema, empecemos por analizar y tratar de construir un concepto que más que los ámbitos de aplicación de la asistencia técnica nos diga esencialmente qué es la asistencia técnica.
Separemos entonces los vocablos que lo componen. En el lenguaje de los diccionarios, ‘asistencia’ (así, a secas) tiene una multiplicidad de acepciones o de usos. Entre otros, el de “acción de estar o hallarse presente” [en algún lugar]. Asistencia se le llama también al “conjunto de personas en un acto” [funciona como sinónimo de concurrencia]. Pero, la acepción que nos interesa es la que refiere a la ‘asistencia’ como la “acción de prestar socorro, favor o ayuda” (Las acepciones citadas son del diccionario de la lengua española).
Ahora, veamos la palabra ‘técnico’ o ‘técnica’. Como saben, se dice que técnico es una “persona que posee los conocimientos especiales de una ciencia o un arte”; también es técnico el “conjunto de procedimientos y recursos de que se sirve una ciencia o un arte”; como técnica es la “habilidad para ejecutar cualquier cosa”…’. Entonces, ‘técnico o técnica’ es tanto una persona --el técnico--, como el método --los procedimientos-- y el instrumental de que se vale la persona –las herramientas-- que domina una ciencia o un arte y que lo pone a la disposición de otro, sea ésta persona física o moral.
Hasta aquí, podemos observar ya que cuando el vocablo ‘asistencia’ forma un concepto con el término ‘técnica’, cuando la combinación de ambas palabras se convierte en asistencia técnica, se adquiere, entonces, otro significado.
De lo anterior, podemos derivar que, de acuerdo con los términos analizados, la ‘asistencia técnica’ es la actividad de prestar ayuda o auxilio para resolver problemas de funcionamiento o de estrategia de una organización, al igual que la acción de aplicar conocimientos, métodos y herramientas y la habilidad para utilizar tales herramientas. Hasta aquí, parece que ya tenemos un concepto más claro respecto lo qué es la asistencia técnica.
Pero, hay algo más imprescindible para el proceso. Llegar a prestar ayuda atinada mediante los conocimientos requeridos específicamente, precisa de dar algunos pasos previos: por ejemplo, investigar o indagar directamente con las personas implicadas sobre los problemas de su empresa, si son de procedimiento o por deficiencias individuales, para formular un diagnóstico, definir las causas que les dieron origen e identificar o clarificar soluciones para cada uno de los problemas detectados. También determinar cómo las soluciones habrán de implementarse.
De ahí que debamos afirmar que la asistencia técnica necesita del estudio previo, de un diagnóstico, para aplicarla certeramente con la calidad, cantidad y oportunidad requeridas.
Bien, hechos los diagnósticos y tomadas las medidas específicas para corregir los problemas, se requiere evitar que el problema vuelva a repetirse; es decir, es imperativo entrar a un proceso de mejora continua, mejorando –perdonen la reiteración-- el comportamiento o los resultados tanto de la persona física como de la persona moral; en nuestro caso, de los cooperativistas como de la sociedad cooperativa.
Aquí es donde entra la Educación Cooperativa, entendida ésta como la acción de transmitir conocimientos, desarrollar habilidades y conformar las actitudes y conductas para el trabajo y la convivencia grupal, familiar y ciudadana de los cooperativistas, en concordancia con los principios y valores del cooperativismo, filosofía ésta que orienta y rige nuestro proceder de cooperativistas y que justificaría, en los currícula de grado para el cooperativismo, la impartición de una materia sobre Filosofía de la cooperación.
Y se preguntarán: ¿Qué nos puede dar la educación cooperativa? Desde luego, el estudio o profundización del pensamiento cooperativo, de su historia, principios y valores, y de la conformación de la actitudes y conductas respectivas.
También, la educación cooperativa nos puede dar los elementos constitutivos de la cooperativa y, según la Ley General de Sociedades Cooperativas, las normas rectoras del funcionamiento de la empresa; el desarrollo de conocimientos y habilidades para una mejor administración; y para la definición de la estructura operativa, de su organización y de los procedimientos de control de la cooperativa; incluso de los estudios mercadológicos; al igual que el desarrollo de habilidades personales de los cooperativistas para una mejor coordinación de propósitos, operación y convivencia con los asociados; una mejor comunicación oral y escrita, métodos para el análisis y solución de problemas; o de negociación y obtención de acuerdos, etcétera; siempre tomando en cuenta que la cooperativa busca el desarrollo humano; es decir, el logro de finalidades diferentes a la de la empresa capitalista que sólo persigue el lucro.
Pero, sobre todo la educación cooperativa nos puede dar algo fundamental; por una parte, preparación para el trabajo real, la participación en la conducción de la empresa y la convivencia en la vida cooperativa; el conocimiento para entender y establecer las relaciones de la cooperativa con el Estado, el sistema económico y con la sociedad imperantes; en otras palabras, el conocimiento para entender el entorno económico, el político, el social y el cultural, y para ejercer una vida ciudadana. Desde nuestro punto de vista, proponerse el logro de todo ello constituye el gran desafío de las instituciones educativas y de asistencia técnica al cooperativismo.
Y la asistencia técnica que nos puede ofrecer palpablemente
Como dijimos: la asistencia técnica es una actividad de ayuda o cooperación profesional para resolver problemas específicos que se presentan en las áreas administrativas, en los procesos, en el funcionamiento de la empresa, de sus relaciones con el mercado y que afectan sus resultados.
Quedó asentado líneas atrás que la asistencia técnica precisa de la identificación de los problemas de la empresa y de la atención profesional a cada uno de esos problemas por especialistas, quienes han de trabajar hombro con hombro, digamos sumar sus esfuerzos, con los cooperativistas correspondientes, los directamente involucrados en los procesos, poniendo en juego o conjuntando conocimientos, los escolarizados con los tradicionales o ancestrales (los que se aprenden en la familia y se aprenden con la experiencia), combinados con las habilidades y destrezas, para que el problema resuelto no se vuelva a repetir.
La asistencia técnica es un trabajo de mediano o largo plazos según la naturaleza del problema, requiere de la aplicación rigurosa de su método: primero, el conocimiento de la situación de la empresa; segundo, la identificación puntual de los problemas de la misma; tercero, el diagnóstico de las razones por las que existe cada problema; y cuarto, la implementación conjunta, de asistidos y asesores, de las soluciones mediante el consejo o el acompañamiento (el coaching), inclusive la capacitación durante el proceso de solución de los mismos.
De esa manera, la educación, capacitación y asistencia técnicas cooperativas intervendrían en la constante mejoría y superación permanente de las sociedades cooperativas. Conllevarían la actualización permanente de conocimientos, el desarrollo y actualización de habilidades y la conformación o fortalecimiento de actitudes y conductas cooperativas para la convivencia al interior y exterior de las cooperativas. Al interior, con los asociados; y, al exterior, con el desarrollo comunitario y la vida en sociedad.
Dicho en otras palabras, se trata de un entrenamiento empresarial y para la vida en sociedad, llevado al cabo con una metodología de “coaching”, es decir, de acompañamiento, instrucción, entrenamiento a las personas o grupos que lo necesiten, a fin de alcanzar metas o desarrollar habilidades sociales y de trabajo específicos.
¿Qué es el coaching?
El coaching es un proceso interactivo y transparente mediante el cual el asesor o entrenador y la persona o grupo implicados en dicho proceso buscan el camino más eficaz para alcanzar los objetivos fijados usando sus propios recursos, experiencias y habilidades mediante métodos y técnicas diversos: charlas motivacionales, seminarios, cursos, talleres, prácticas supervisadas, etcétera.
Considera tanto las conductas del ser humano y sus experiencias singulares en el ámbito del trabajo, como la organización desde una perspectiva social, grupal y asociativa; siempre con el objeto de posibilitar el desarrollo humano, mejorar la calidad de vida y optimizar los resultados en beneficio no sólo de la colectividad de la cooperativa, sino con alcance a la comunidad y cuidado del medio ambiente.
Asistir técnicamente a otro es servirle en la solución de problemas que afectan procesos administrativos, productivos, de comercialización, prestación de servicios o de cualquier otra actividad realizada por el beneficiario o usuario de nuestros servicios; es ayudarlo a mejorar y fortalecer su capacidad institucional y de desarrollo en lo general y en los temas específicos derivados del cumplimiento de su objeto social.
Parafraseando a Gonzalo La Torre, del Instituto Peruano de Derecho Tributario, diremos que la asistencia técnica es un servicio profesional cuyo objeto es ayudar a quien solicita nuestros servicios y proporcionarle conocimientos especializados a efecto de mejorar procesos administrativos, de producción, mercadotecnia, prestación de servicios o cualquier otra actividad realizada por el usuario (1).
Una consideración final
La humanidad parece vislumbrar una etapa que podría significarse como la era de la humanización, de recuperación de la dignidad humana. La que vivimos ahora es deshumanizada, expoliadora del trabajo, acumuladora de la riqueza en unos cuantos, irrespetuosa y detractora de la dignidad de los seres humanos. Privilegia al capital por sobre el valor trabajo.
Es un sistema que hace vivir al ser humano en una maraña de contradicciones. Por un lado el avance científico y tecnológico eleva la productividad en las empresas y, por el otro, desplaza mano de obra, generando una enorme cantidad de desempleados y dándole mayores utilidades a los capitales.
¿Prolonga la vida de las personas?, sí. El doctor Jesús Kumate, ex Secretario de Salud, ex presidente del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud, entre otros distinguidos cargos— dijo recientemente: “Ya están naciendo los mexicanos que vivirán 130 años” pero, como están las cosas, ofrece un panorama sombrío a los adultos mayores porque terminarán su edad de
trabajo para ingresar al mundo de los pobres, si es que no lo son ya.
Es cierto que el mundo nos ha dado algo inapreciable de lo que no podemos sustraernos porque nos facilita el trabajo: el avance científico y tecnológico. Pero, lo ha puesto en manos de los capitales, no en las de la sociedad. Hoy todo se renueva en cortos plazos, la tecnología evoluciona vertiginosamente; pero, encierra algo perverso: la nueva tecnología siempre es puesta en el mercado cuando ya se tienen en bodega los avances que pronto han de sustituirla. Hay, entonces, un manipuleo de los capitales que nos obliga a comprar en cortos plazos porque lo que compramos hace seis meses ya se hizo obsoleto. Por ello y por muchos mecanismos del capitalismo hay una gran desigualdad, los pocos se enriquecen mucho y los muchos se empobrecen más. Para nosotros, metidos en un mundo que no controlamos, la revolución cotidiana del conocimiento nos obliga a la educación permanente. Quien no estudia permanentemente cae en la obsolescencia.
Asistencia técnica, mecanismo de desarrollo del cooperativismo
Entonces, la educación y la asistencia técnica cooperativas son un mecanismo imprescindible para el desarrollo cooperativo y del cooperativismo, sin ellas la posibilidad es el estancamiento y la obsolescencia si no es que la desaparición.
El neoliberalismo es un mecanismo depredador y expoliador del ser humano, de la naturaleza y del medio ambiente; acumulador de la riqueza que todos producimos; y empobrecedor de más de la mitad de la población mundial.
En treinta años, ese sistema económico ha más que demostrado que, para perdurar, debe vivir en crisis prolongadas y recurrentes, tan recurrentes que ahora cada crisis deviene en otra crisis, con la consecuente concentración de la riqueza y la generación de más y más pobres.
En el Manifiesto: “Reconstruyamos nuestra nación”, recién publicado por el “Consejo Nacional de Universitarios por una Nueva Estrategia de Desarrollo”, sus miembros, todos distinguidos académicos de las universidades del país, afirman que [los mexicanos] “No sólo extraviamos el camino del desarrollo, también sufrimos un fuerte deterioro del bienestar de las mayorías nacionales. Durante el periodo 1983-2014: los salarios mínimos perdieron 71.9 por ciento de su poder de compra y los salarios contractuales en las ramas de jurisdicción federal sufrieron una caída real de 64.4 por ciento…
Ahora, todo se traduce en más y más pobres, en el lapso citado, más de treinta millones de mexicanos cayeron en la pobreza, lo que nos ha hecho enfilarnos hacia una grave pérdida de cohesión cuyas manifestaciones son cada vez más alarmantes.
El sociólogo doctor Pablo González Casanova, califica en sus términos a ese proceso de “profunda crisis del mundo contemporáneo” y advierte a la “juventud mexicana del “desolador panorama que se avecina”: “Deben –dice su mensaje— “prepararse para ello, y no sólo en su inteligencia y sus conocimientos, sino también en su voluntad y coraje” (periódico La Jornada, 25 de septiembre de 2015, pág. 3).
Pienso que el cooperativismo no sólo debe considerar esta recomendación de don Pablo, sino actuar en consecuencia mediante la creación de un sistema nacional de educación y asistencia técnica cooperativas. No olvidemos que ya estamos en la sociedad o economía del conocimiento.
La educación es un derecho humano y la asistencia técnica, un gesto de ayuda y solidaridad. Con ambos mecanismos, debemos fortalecer la identidad cooperativa y crear sentimientos de orgullo en el ser cooperativista. ¡Acompañémonos en la cooperación para impulsar el cooperativismo y sacar al país aelante!
Gracias por su atención
1 La Torre Osterling, Gonzalo, “Concepto de Asistencia Técnica”. X Jornadas de Derecho Tributario. Instituto Peruano de Derecho Tributario. Diciembre de 2008.